25 noviembre, 2013
La gestión del Patrimonio
Cuando piensas en la Alhambra ¿qué es lo primero que te viene a la mente?
Yo pienso en un lugar de ensueño, la imaginación vuela a cuentos de mil y una noche, historia, magia, un lugar donde perderse, y disfrutar de naturaleza, agua, arquitectura, un lugar que me conecta con mis raíces, que muestra parte de mi cultura.
Pero más allá de experiencias personales, la realidad de la Alhambra es mucho mas compleja.
Patrimonio y arquitectura
En 1984 pasó a formar parte de la lista del Patrimonio Cultural de la Humanidad, lo que significa el reconocimiento de su importancia como parte de la cultura global.
El Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico cataloga la Alhambra y el Generalife (edificaciones y jardines) como Bien de Interés Cultural con las figuras de Conjunto Histórico, Monumento y Jardín Histórico. (Paisaje Cultural) y su valor medioambiental es también indudable.
No todo es arquitectura «histórica», también forman parte del catálogo de bienes inmuebles, patrimonio cultural de Andalucía del IAPH, los Nuevos Accesos y Aparcamiento, instalaciones construidas según proyecto de los arquitectos austríacos Peter Nigst, Erich Hubmann y Andreas Vass en 1997.
En 2011 se convocó y falló un Concurso Internacional de Ideas «Atrio de la Alhambra», con la finalidad de reordenar y organizar el actual punto de entrada y salida de los visitantes. El ganador fue el proyecto del equipo formado por los arquitectos Álvaro Siza y Juan Domingo Santos.
Patrimonio turismo y ciudad.
Conocida dentro y fuera de nuestras fronteras, constituye unos de los hitos turísticos más importantes y más visitados de España, ya en 1993 estaba cerca de la cifra de 2.900.000 visitantes al año, límite establecido por la Junta de Andalucía para su capacidad de acogida.
No hay duda alguna de la importancia del conjunto, pero no es un hito aislado: la Alhambra es Granada y Granada es la Alhambra. Es en la relación con la ciudad donde surgió y donde aún hoy encuentra esa tensión que la mantiene viva y lejos de convertirse en el parque temático en que han evolucionado algunos destinos turísticos.
Para muestra de la complejidad que encierra la intervención y la gestión en un lugar tan significativo, dos botones:
Hace unos años (1998) surgió la polémica: la UNESCO se planteaba incluir la Alhambra, el Generalife y el Albaicín en el catálogo de patrimonio de la humanidad en peligro, por la construcción de una sala fiestas: el Rey Chico, a los pies del cerro de la Sabika. El proyecto estaba dentro de ordenación y contaba con todas las licencias y aún así se puso en tela de juicio la evaluación de su impacto en el paisaje. No sólo hablamos del impacto visual, preocupaba especialmente el uso, por ser una actividad lúdica con un fuerte poder de convocatoria en una zona sensible y ya saturada. La solución pasó por adquirir la edificación y convertirla en el Centro Municipal de Arte Joven Rey Chico.
Años después, a fecha de octubre de 2013, la denuncia generalizada entre los expertos en el último Congreso de la UNESCO, en que se debatió sobre la forma de inserción de la arquitectura contemporánea en las ciudades Patrimonio de la Humanidad, ha sido la museización de la ciudad. Preocupa, y mucho, que las ciudades se conviertan en un producto de consumo del turismo, alejándose del pulso de la vida urbana y convirtiéndose en inhóspitas para el ciudadano.
Para rizar el rizo, la tendencia actual del turismo es buscar la autenticidad del lugar, el turista quiere conocer la forma de vida real de la ciudad que visita, no un escenario preparado para su disfrute y esta última sensación puede ser suficiente para disuadirlo en la elección del destino. La experiencia es todavía más difícil si hablamos de un destino del turismo en masa, donde hay que prever unas infraestructuras a gran escala para su recepción y atención, que pueden entrar en conflicto con la demanda del ciudadano.
El Patronato de la Alhambra y el Generalife
Resulta difícil conjugar necesidades del ciudadano, turismo, medio ambiente y protección del patrimonio, encontrar el equilibrio entre preservación y evolución. Este es, a grandes rasgos, el marco en que el Patronato de la Alhambra y el Generalife desarrolla su trabajo.
La Alhambra es un ejemplo de ciudad palatina emplazada en un lugar elevado, cuyo establecimiento le otorga un carácter dominante y de control del territorio. Su convivencia con la ciudad de Granada, y a la vez su distanciamiento de la misma, condiciona las relaciones entre ambas, de tal manera que la lectura intencionada de los vínculos entre la Alhambra y Granada permiten identificar sus claves paisajísticas y los fundamentos de su condición territorial. La realidad histórica y contemporánea del Conjunto Monumental ha puesto de manifiesto que es preciso avanzar en la identificación sistemática de sus valores patrimoniales, materiales e inmateriales, y en la creación de una sensibilidad ciudadana e institucional hacia los atributos y las cualidades que hacen del mismo un Paisaje Cultural. De igual modo, se hace preciso reflexionar sobre los riesgos a los que éste se encuentra expuesto y definir las estrategias para su preservación. El Plan Director de la Alhambra configura un modelo de gestión integral, sostenible y socialmente participada, que busca atenuar los efectos de la naturaleza sobre el Monumento y resolver adecuadamente la relación entre el Hombre y el Patrimonio. Y ello desde concepciones avanzadas que tienen en cuenta la estrecha dependencia que existe entre el Monumento, la ciudad de Granada y el espacio natural circundante.
Extracto del artículo «El paisaje cultural de la Alhambra: valores y riesgos de la interacción entre el hombre y el patrimonio», autores:
María del Mar Villafranca Jiménez Doctora en Historia del Arte por la Universidad de Granada Directora General del Patronato de la Alhambra y el Generalife
Victoria Eugenia Chamorro Martínez Doctora en Historia del Arte de la Universidad de Granada Secretaria General del Patronato de la Alhambra y el Generalife
Francisco Lamolda Álvarez Arquitecto Jefe del Servicio de Conservación del Patronato de la Alhambra y el Generalife
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